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Héroes y villanos. Reto de mayo de Trucos de Pluma


 Se sentía prisionera de su trabajo, ahogada en un naufragio del que no conseguía escapar. Necesitaba alejarse. Se iría a la casa de campo, superaría su miedo a las noches aislada en aquella casa solitaria.

 

Había el tráfico perfecto para hacer amena la conducción. A la hora de viaje notó que en ese baile coreografiado un coche permanecía constante. Era un BMW Serie 1 gris, recién sacado del concesionario. Inés forzó que le adelantara para poder fijarse. Un solo ocupante, moreno, pelo corto, aproximadamente de su edad, no consiguió verle la cara, sus ojos en el espejo retrovisor la miraban sonrientes. Entonces él aminoró la marcha y ella, manteniendo la velocidad, le adelantó. Era guapo, ligeramente más joven que ella. La sonrió al pasar.

 

Se sintió halagada pero alerta. Miró la batería del móvil 87% de carga, suficiente para cualquier emergencia. Lo más sensato sería deshacerse de él, demasiado loco suelto por ahí.

 

De nuevo cambió la velocidad para que él adelantara, una vez detrás se salió en una vía de servicio sin permitir al BMW tiempo para reaccionar. Esperó unos quince minutos y reanudó la marcha.

 

Al rato vio por el espejo retrovisor tres coches que se acercaban velozmente. Qué imprudentes, pensó. El primero la rebasó, pero algo llamó su atención, frenó y se posicionó delante de ella. A su lado, el segundo coche se quedó custodiándola y el tercero, colocado detrás, la acosaba amenazadoramente. Joder, estos sí que están perturbados y no el del BMW. ¿Qué querrían de ella, atemorizarla, provocarle un accidente, violarla? Su pulso se aceleró, su estómago se cerró y las manos comenzaron a sudarle. Calma, se dijo, veamos qué pasa.

 

De pronto apareció el BMW gris. Se puso detrás del que estaba a la izquierda de Inés y empezó a darle toquecitos por detrás. El conductor se puso frenético, aminoró para encargarse del incordio. Ella al ver hueco aprovechó para adelantar y aceleró a fondo. Los tres coches se quedaron con el BMW. Inés aliviada y agradecida se preocupó por su salvador. El potencial friki se acababa de convertir en su ídolo. Al llegar a su salida dejó la nacional. 

 

Era de noche cuando llegó a la casa, nadie alrededor, solo el sonido de la naturaleza viva. De madrugada, escuchó acercarse un coche. Qué raro, pensó. Se asomó al ventanal del salón y vio el BMW Serie 1 gris. El conductor la miraba sonriente.

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